Los indicadores económicos (cómo interpretarlos)
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- Escrito por José Miguel Bastida
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Los indicadores económicos muestran el comportamiento de la economía. Nos ayudan a analizar los que está pasando en el entorno. Para invertir en bolsa, debemos tener presente cuál es el clima económico. El PIB, la inflación, los tipos de interés, etc. Todo ello influye en nuestras vidas y nuestras inversiones. A continuación, vamos a ir explicando uno por uno en qué se basan y cómo podemos interpretarlos para utilizar la información que arrojan en nuestro favor.
Comenzaremos por el Producto Interior Bruto o PIB, para continuar con la inflación, los tipos de interés, los tipos de cambio y los datos de empleo. Estas cuatro variables actúan de forma conjunta y están interrelacionadas. Los resultados de los distintos indicadores económicos en su conjunto nos dan una muestra de la situación macroeconómica que vive una un determinado país, como entidad económica independiente. Interpretar estos indicadores económicos es útil para tomar decisiones de inversión. Es como determinar el clima que hay en una región antes de viajar a ella
El Producto Interior Bruto (PIB)
El PIB no es ni más ni menos que la cantidad de bienes y servicios que una economía es capaz de producir durante un período de tiempo. Se expresa en términos monetarios, aunque lo más normal es utilizar un porcentaje de crecimiento del PIB entre un período y otro. El PIB se compone de varios elementos que pueden darnos muchos datos a la hora de invertir en los mercados financieros. Estos elementos son el consumo, la inversión, el gasto público, las exportaciones y las importaciones. Vamos a tratarlos con mayor detalle para que nos puedan ayudar a tomar decisiones de inversión.
¿Qué es el PIB?
El Producto Interior Bruto (PIB) es el valor de todos los productos y todos los servicios finales que se producen dentro de una economía. Todo lo que han producido las empresas y todo lo que las personas han trabajado dentro del territorio que marca una economía independiente, durante un periodo de tiempo concreto (normalmente un trimestre o un año) queda reflejado en el PIB.
Se tienen en cuenta todas las mercancías producidas en dicho periodo, aunque no se vendan (quedan en stock, o existencias). La venta un producto segunda mano no se contabiliza en el PIB y no forma parte del mismo, debido a que esa mercancía ya estaba producida anteriormente y por ello ya se contabilizó en su día.
Existe una diferencia entre Producto Interior Bruto (PIB) y Producto Nacional Bruto (PNB). El PNB aplica el criterio nacionalidad, mientras que el PIB aplica el criterio de territorialidad.
Es decir, el PNB tiene en cuenta el valor de todas la mercancías producidas por empresas o personas de esa economía, sin embargo da igual que se produzcan en el interior del país o fuera el mismo; basta con que tengan la nacionalidad de ese país.
Por otra parte, el PIB tiene en cuenta todos los bienes producidos en el interior de ese territorio. Independientemente de la nacionalidad de los productores.
Por ejemplo, el PIB español es el valor de las mercancías y servicios finales que se produzcan en España. Independientemente de que sean empresas españolas o no. Los productos de empresas españolas que produzcan fuera del territorio no formarán parte del PIB español.
Hemos definido ya, sin darnos cuenta, lo que es “Producto” y lo que es “Interior”. Es “Producto” porque tiene en cuenta todos los productos (incluidos los servicios como productos intangibles) de una economía. En otras palabras, mide los niveles oferta y demanda de una economía.
Es “Interior” porque tiene en cuenta todos los productos que se producen dentro de un territorio (en su interior).
Sólo nos falta definir lo que significa “Bruto”. Este término se refiere a que no se tiene en cuenta la amortización ni la depreciación del inmovilizado. Estas dos partidas se consideran un coste, restando valor a la producción final. Si tuviésemos en cuenta estos costes el PIB pasaría a llamarse Producto Interior Neto (PIN).
Es decir, no tiene en cuenta los costes de amortización y depreciación de los equipos que hacen posible esta producción. Por eso es “Bruto”.
Pongamos un ejemplo para entender mejor esto:
Tenemos una empresa de transportes, en la cual hemos comprado una serie de camiones para prestar servicios. Cómo es lógico, los camiones se irán desgastando con el paso del tiempo.
Nosotros, como empresa, deberemos tener el gasto de tener que renovar los camiones cada cierto tiempo (normalmente cada 7 años, aproximadamente) presente. En nuestra contabilidad, parte de los beneficios que nos produzcan los camiones irán destinados una partida para cubrir el coste que supone este desgaste.
Esta partida es la amortización del inmovilizado. Cuando llegue el momento de tener que renovar nuestra flota seremos capaces de ello gracias a que hemos ido acumulando el coste de amortización y depreciación, descontándolo de los beneficios. Dicho de otro modo, hemos practicado amortizaciones. Deducimos parte de los beneficios como un gasto que supone el desgaste de los equipos.
Bien, pues para el cálculo del PIB no se tiene en cuenta el desgaste de los camiones ni de ningún otro equipo. En el Producto Interior Neto o PIN sí que se tiene en cuenta este desgaste.
El PIB es, por así decirlo, lo que una economía es capaz de producir. Cuanto mayor sea, significa que en hay mayor actividad económica, más trabajo, más ventas y mejores beneficios para las empresas. Es el valor de producción representativo de la actividad económica que desarrolla un país o un territorio, cómo unidad económica agregada e independiente.
En resumen: El Producto Interior Bruto es el valor en términos monetarios de la actividad económica de un país.
Tan sólo es la cantidad de bienes y servicios producidos en una determinada economía multiplicado por el precio final de los mismos durante un período de tiempo concreto, ya sea un trimestre o un año.
Al multiplicar la cantidad por el precio se nos plantea la siguiente problemática: Los precios varían de un año para otro (por la inflación). Para ello existen dos formas de calcular el PIB:
- El PIB nominal: tiene en cuenta los precios del año en que se calcula.
- El PIB real: Se toma un año base y se calculan las cantidades multiplicando los precios de ese año base, para no tener en cuenta las fluctuaciones en los precios (no se tiene en cuenta la inflación).
¿Cómo se calcula el PIB?
Se dice que el PIB es un agregado porque es la suma o agregación de todos los agentes económicos intervinientes. La macroeconomía se encarga del estudio del comportamientos de de todos los miembros como conjunto. No estudia su desarrollo como entidades individuales (de esto se encarga la microeconomía).
Se tienen en cuenta todos los sectores de una economía, incluyendo el sector público y los bienes y servicios que entran del exterior.
Así pues el PIB se calcula de la siguiente forma (aunque existen otras formas, considero que esta es la más sencilla):
PIB= Consumo + Inversión + Gasto Público +/- (Exportaciones – Importaciones)
Vamos a analizar cada uno de los componentes del PIB, puesto de cada uno de ellos es una fuente de información muy valiosa acerca de cómo se encuentra la economía.
El Consumo
Por un lado tenemos las personas y las familias, estos agentes económicos consumen las mercancías que se producen para satisfacer sus necesidades. Su consumo es uno de los factores que más peso tienen dentro de PIB. Cuanto mayor sea este consumo significa que las empresas podrán producir más, porque tendrán más demanda.
La unidad básica de toda economía es la familia (o persona individual en su defecto) éste y agente económico tiene una gran incidencia en el PIB. Cuanto mejor les vaya, económicamente hablando, mejor le irá a la economía; y viceversa.
Cuando aumentan los salarios y las rentas, aumenta el consumo y como consecuencia de ello aumenta el PIB. Por el contrario, una caída en el consumo es un indicador bastante fiable de que la economía puede estancarse.
Un si la gente se siente incómoda por el clima económico, pongamos que aumenta el desempleo o los precios suben de una forma desorbitada, las familias no consumen y por consiguiente las empresas se ven forzadas a producir menos. Esto su vez hace que tengan unos menores beneficios; unos beneficios menores supone menores dividendos; y unos menores dividendos resta atractivo a la compra de acciones; la cotización en bolsa descenderá.
El primer retroceso en el consumo siempre se produce en los artículos más caros, como son los bienes duraderos (un coche, un frigorífico y en definitiva artículos que duran más tiempo). También podemos distinguir entre consumo básico (alimentos, medicinas, productos de aseo, etc.) y consumo discrecional (un viaje incluyendo las noches de hotel y comidas en restaurantes, por ejemplo). El consumo discrecional también es lo primero que suele descender cuando la economía se estanca. Así como un indicador de la buena marcha económica. Debemos estar atentos al consumo discrecional para invertir en empresas que ofrezcan estos productos y/o servicios.
Hay que añadir que el consumo se define como el valor de los bienes y servicios utilizados para satisfacer las necesidades y deseos de los hogares y de la comunidad en General, sólo los hogares, instituciones no lucrativas y Administraciones Públicas son los agentes que contribuyen a aumentar la partida del consumo en el Producto Interior Bruto.
Las empresas no tienen un consumo final, su consumo es intermedio debido a que sus compras son necesarias para la producción de sus bienes y/o servicios. Estas compras, por lo tanto, son consideradas como una inversión y es lo que vamos a tratar de inmediato.
La Inversión
Todos los elementos industriales y tecnológicos necesarios para la producción de bienes y servicios es lo que se denomina como inversión. Estos elementos se consideran bienes de inversión o bienes de equipo. Las empresas deben adquirirlos para llevar a cabo su trabajo. Pueden invertir en maquinaria, ordenadores, existencias, etc.
Ahora bien debemos distinguir la inversión bruta de la inversión en capital fijo. Simplemente restando a la inversión bruta las existencias (productos en stock que tienen las empresas), obtendremos la inversión en capital fijo. ¿Por qué es importante la inversión en capital fijo? El motivo es que la inversión en existencias en muy variable (volátil) y muchas veces distorsiona la partida de inversión en el PIB. No obstante para calcular el PIB se tiene en cuenta la inversión bruta.
Antes de continuar se debe añadir que la vivienda también está considerada como inversión, no es un bien de consumo, aunque la compren las familias u otros agentes que no sean las empresas. Cuando aumentan las compras (o los precios) de viviendas aumentará la partida de inversión en el Producto Interior Bruto. La vivienda es una inversión de capital fijo. Para ser más exactos las inversiones en capital fijo se dividen en residenciales y no residenciales.
Un aumento en la inversión supone buenas perspectivas futuras de la actividad económica, significa que la rentabilidad de las empresas es buena y esto se traducirá en buenos dividendos. Si se invierte más es porque se vende más y ello es síntoma de que la economía está en auge.
Esta partida se tiene en cuenta para medir la actividad económica futura. Puesto que los bienes de equipo que se compran en la actualidad generarán beneficios en el futuro. Una inversión siempre se hace con vistas al futuro.
Pongámonos en el lugar de un empresario. Está claro que para acometer un proyecto de inversión deberíamos tenemos confianza de que esa adquisición la podremos amortizar con lo que vendamos con el paso del tiempo. En otras palabras, tenemos confianza de que las condiciones económicas futuras serán buenas y habrá demanda que nos genere facturación y beneficios.
Por otra parte, necesitamos tener un cierto nivel de beneficios y de rentabilidad actual para poder llevar a cabo un plan de expansión empresarial. Además que tendremos problemas para conseguir la financiación necesaria si no presentamos buenos resultados. Los bienes de equipo son costosos (algunos muy costosos, como maquinarias especializadas o equipos altamente tecnológicos).
El Gasto Público
El sector público también es un agente económico. También consume e invierte, pero su consumo se diferencia en el PIB del consumo privado y la inversión privada.
Si prestamos atención a los momentos en los que la economía se estanca, veremos que el sector público tiende a aumentar sus gasto con el fin de mantener la economía. Dicho de otro modo, proporciona estímulos económicos, aumentando el Gasto Público.
El Gasto Público depende de los Presupuestos Generales que aprueba el Parlamento (en los países desarrollados suele ser así, puesto que hablamos de democracias). La fiscalidad también hay que tenerla bajo control porque supone una fuente de ingresos para el sector público que también se traduce en Gasto Público (además una fuerte presión fiscal reducirá el consumo privado y la inversión). Así como la deuda que emite el Estado y las Administración Públicas.
Es una partida a tener en cuenta debido a que muchas veces distorsiona el PIB. ¿Hasta qué punto interviene el Estado para mantener los niveles de PIB y no dejar que la economía se estanque?
¿Qué pasaría si una de las partidas presupuestarias se redujese? ¿Qué partidas representan un mayor Gasto Público? ¿Qué porcentaje del PIB representa el Gasto Público? ¿La empresa en la que queremos invertir depende del sector público? Son algunas de las preguntas que el analista debería hacerse.
Existe una partida presupuestaria que los analistas (sobre todo en Wall Street) tienen presente: El gasto en defensa. Esto genera muchos empleos en Estados Unidos.
En España, por ejemplo, una partida presupuestaria importante son las pensiones públicas. El gasto en pensiones supone la renta de muchas personas y por consiguiente incide en su capacidad de consumo.
Tener presente el Gasto Público es importante, no sólo como una parte integrante del PIB, sino más bien para determinar su evolución y los cambios en sus partidas. También para invertir en las empresas que tienen negocios con el sector público.
Cuando aumenta el Gasto Público debemos estar muy atentos, puede ser un síntoma de que la economía no va bien y el Estado tiene que tomar medidas para mantener el crecimiento del PIB.
El Sector Exterior
Una economía no está aislada, necesita comerciar con otras economías para satisfacer necesidades comunes y obtener mejores precios.
Hay economías netamente exportadoras. Es decir, sus exportaciones superan a las importaciones (medidas en la cantidad de productos por su precio). Por el contrario hay otros países netamente importadores, sus importaciones son mayores que lo que exportan a otros países.
Esto tiene incidencia en el PIB. Las exportaciones son un tipo de producto (oferta) sólo que está destinado al exterior (la demanda es externa). Por otra parte las importaciones son una partida que resta al PIB, debido a que es una demanda que requiere una oferta extranjera, quedando al margen de Producto Interior (si se produce en el extranjero no puede considerarse Producto Interior).
Para ello se calcula el saldo neto, se restan a las exportaciones las importaciones y el resultado (también llamado Balanza Comercial) se lleva al PIB, pudiendo ser positivo o negativo.
Un país que tenga una Balanza Comercial negativa se dice que tiene déficit comercial, frente a superávit comercial para los casos en que sea positiva.
Un superávit comercial hace que la economía aumente. El motivo es simple, no sólo se produce para un consumo interno, además de eso es necesario producir más para satisfacer la demanda externa. Por consiguiente, las empresas producirán más, ganarán más, podrán pagar más salarios, unos mayores salarios aumentará el consumo, el consumo aumentará aún más la producción, los beneficios empresariales serán mayores, mayores dividendos, etc.
En cualquier caso, las importaciones tampoco deben suponer un drama económico. Si un país necesita importar mucho puede deberse a que tiene un consumo e inversión fuerte. La oferta interior no abastece estos niveles de demanda.
Como en todo, debemos tener presente la naturaleza de las exportaciones e importaciones. Sin embargo, a las empresas le preocupa un déficit en la Balanza Comercial. Su preocupación se debe a que un aumento de las importaciones ralentiza el crecimiento del PIB.
Uno de los motivos por los que se consumen bienes del exterior es que son más baratos (aunque no es el único motivo, puede ser que sean de mejor calidad o simplemente gustos). Los poderes públicos pueden interferir en el sector exterior poniendo o quitando aranceles, firmando acuerdos bilaterales y tomando otra serie de medidas para favorecer o reducir el consumo interno.
Lo verdaderamente importante, al igual que el resto de partidas, es la evolución y el crecimiento de las exportaciones e importaciones.
¿Cómo se mide el PIB?
El PIB normalmente es un dato trimestral o anual. Normalmente, cuando vemos el nivel de PIB en las noticias o la prensa financiera nos lo exponen como un porcentaje. Vamos a explicar esto para saber interpretar el PIB de un modo correcto.
El PIB suele publicarse cada trimestre. En España lo calcula y publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). El resultado del PIB es la fórmula que hemos explicado anteriormente, sumando todas las partidas.
Si comparamos el PIB con el trimestre anterior obtenemos cuanto ha crecido o decrecido. Esto se conoce como el crecimiento intertrimestral.
Si lo comparamos con el mismo trimestre del año anterior obtendremos cuanto ha crecido o decrecido el PIB en un año. A esto se le conoce como crecimiento interanual.
En realidad el porcentaje que nos muestran cuando publican el PIB es la tasa de crecimiento que ha tenido, tanto intertrimestral como interanual, puesto que lo verdaderamente importante de PIB es su evolución no el dato absoluto. Si oímos que el PIB interanual es de un 2,5%, significa que el tamaño del PIB es un 2,5% superior al tamaño que tenía en el mismo trimestre del año anterior. Es lo que interesa a los economistas y analistas, el crecimiento o decrecimiento.
Cuando el PIB crece significa que la economía crece. ¿Qué partidas del PIB pueden generar este crecimiento? Deberemos analizar a qué se debe el crecimiento (también es aplicable a la ralentización, aceleración o decrecimiento). Cuál es la verdadera naturaleza del escenario económico. Las causas subyacentes. Pero en términos generales el PIB, como agregado, significa que la economía crece.
Puede ser que el PIB se estanque y deje de crecer, o bien que presente un crecimiento negativo. En tales casos la economía puede entrar en recesión. Cuando la tasa de variación anual del PIB es negativa durante dos trimestres consecutivos se considera oficialmente que la economía ha entrado en recesión.
La economía se mueve por ciclos y la recesión es uno de ellos, es importante determinar en qué ciclo económico nos encontramos para escoger los sectores y las empresas en las que debemos invertir. No todas las empresas se comportan igual ante las distintas fases del ciclo económico.
En épocas de crecimiento habrá más oportunidades de inversión, mientras que en épocas de recesión deberíamos optar por inversiones más defensivas. Todo depende del ciclo y el crecimiento del PIB es un buen indicador del ciclo económico.
Por ejemplo, en expansión podremos invertir en empresas de consumo discrecional y que produzcan bienes duraderos. En recesión deberíamos optar por empresas de alimentación y farmacéuticas (consumo básico). Por otra parte, cuando la economía se está recuperando de una recesión, quizá nos interese invertir en empresas que produzcan bienes de equipo.
El PIB también tiene una estrecha relación con otros indicadores económicos. Si el PIB crece de un modo muy rápido y en poco tiempo puede hacer que aumente la inflación. También está ligado a la tasa de desempleo (sobre todo el consumo), a los tipos de interés (sobre todo la inversión) y al tipo de cambio de la divisa (sobre todo las exportaciones e importaciones).
En realidad todos los indicadores están interconectados y analizarlos en su conjunto es la mejor forma de determinar la situación económica.
Existe una medida que se denomina PIB per cápita, Renta per cápita o Ingreso per cápita. Es simplemente dividir el PIB de una economía entre su cantidad de habitantes. Nos dirá el nivel de vida y la capacidad de compra de los habitantes de un determinado país. Aunque un PIB muy alto no se traduce en una mejor calidad de vida por sí sólo. Es simplemente una forma de medir la actividad económica.
Así pues, hemos visto uno de los indicadores económicos para medir la coyuntura y poder realizar una estrategia de inversión más acertada. El Producto Interior Bruto (PIB) puede sernos de mucha utilidad a la hora de invertir en bolsa y otros mercados financieros.
La inflación
Aunque ahora se necesite algo más de un euro para comprar un café, hace unos 50 años todo era diferente (y no únicamente porque se utilizasen las pesetas). Podríamos comprar una casa o un coche por mucho menos dinero del que ahora puede valer. Este aumento de los precios en general, y como consecuencia del coste de la vida, es lo que se conoce como inflación.
Es muy probable que si hacemos una retrospectiva sobre la situación de los precios nos sorprendamos. Aunque parezca una premisa, y debamos aceptar que los precios subirán con el paso de los años (la economía está diseñada para que exista inflación), ha habido épocas en las que los precios bajaron. Es el efecto contrario a la inflación y se le conoce como deflación.
Todo esto que estoy comentando puede acarrear una larga lista de preguntas que vamos a resolver aquí. ¿De qué depende que haya inflación o no?, ¿cómo medimos la inflación?, ¿qué problemas presenta la inflación?, ¿cómo afecta la inflación a nuestras inversiones?, ¿cómo se relaciona la inflación con el resto de la economía? Comenzamos a despejar todas estas dudas, puedes seguir leyendo si quieres obtener las respuestas.
¿Qué es exactamente la inflación?
Como hemos comentado con anterioridad, se trata de un concepto económico. Supone el aumento continuado y sostenido de los precios de bienes y servicios en general, en un período de tiempo concreto (un mes, un trimestre, un año).
Es un indicador económico muy importante, tanto para dirigir la política económica como para determinar la rentabilidad de nuestras inversiones.
Decimos que es un aumento continuado porque los precios deberían seguir subiendo año tras año (aunque no tiene por qué ser necesariamente así).
Afirmamos que debe ser sostenido porque en caso de que se produzca un descontrol y los precios subieran demasiado, se produciría el fenómeno de hiperinflación. Generando un gran desastre económico, como ha pasado otras veces a lo largo de la historia.
Lo ideal para la economía es que haya una pequeña inflación, ¿por qué?, ¿qué tiene de especial que los precios suban para que la economía funcione?
La inflación es estimulante para la economía. Si los precios no subiesen de una forma controlada, las personas y las empresas no tendrían un incentivo para invertir. Si el dinero, en lugar de valer menos con el paso del tiempo, aumentase su valor no tendría sentido que una empresa invirtiese para fabricar nuevos bienes o servicios. Bastaría con que lo guardase en una caja fuerte y esperase a que el tiempo haga su trabajo para tener un mayor poder adquisitivo.
Lo mismo harían los particulares, no tendría sentido gastar hoy puesto que mañana podremos comprarlo más barato. Como resultado de todo esto, la economía se paralizaría; las empresas no podrían crecer de forma estable; no crearían puestos de trabajo; mucha gente no tendría ingresos; etcétera, etcétera. En definitiva, nadie ganaría dinero y la economía se acabaría hundiendo.
Estas son las consecuencias típicas de una deflación. Es un escenario peligroso y del que se trata huir a toda costa.
En el lado contrario, si los precios subiesen demasiado, las personas lo primero que harían será comprar lo más básico antes de que suba de precio. No quedándoles fondos para seguir comprando otros productos. El sueldo no sería apenas suficiente para vivir y si no se gasta el dinero rápidamente, ya no servirá para nada el día de mañana.
Este es el escenario de hiperinflación y también se trata de huir de él como de la peste. Sólo hay que pensar en Alemania tras la Primera Guerra Mundial o la situación actual de Venezuela.
Es curioso pensar que en la Alemania de aquella época las personas tenían que ir con una carretilla repleta de billetes para comprar el pan. También nos puede resultar chocante que se utilizasen billetes para encender el hornillo de la cocina, incluso forraban las paredes con billetes, porque valía menos que el propio papel de pared. Estos son los efectos típicos de una hiperinflación. Quizá lo más dramático de esta historia sea una falta de recursos para comprar lo más básico.
En definitiva, los precios deben subir, pero a un nivel aceptable. A este escenario se le conoce como estabilidad de precios. Una persona, a pesar de que pierde poder adquisitivo de un año para otro, no se ve privado de una cantidad de bienes y servicios de un modo significativo. Sirviendo esto a su vez para incentivar el consumo y la inversión, sin que la economía se paralice.
Para alcanzar la estabilidad de precios, las autoridades monetarias toman medidas (lo que se denomina la política económica). El principal objetivo del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal Estadounidense es que los precios suban en torno a un 2% cada año; ya veremos cómo se calcula y se hace esto. De momento, pensemos que la inflación es importante porque en base a ella se determinarán muchas otras medidas; bien sea para estimularla, bien sea para frenarla.
Todo este arsenal de medidas que se puedan tomar (fiscales, monetarias, presupuestarias, etc.) influyen en nuestra vida como ciudadanos y como inversores.
En este punto recuerdo una frase de André Kostolany, uno de los grandes inversores del siglo XX. Decía algo más o menos así:
“La inflación es equiparable al tabaco, el café o el alcohol; un poco es estimulante, pero mucha puede hacer daño”.
¿Cómo medimos la inflación?
Está claro que para poder controlar una variable primero deberemos cuantificarla. Sobre todo, cuando se trata de un factor económico tan importante. Por ello se crearon los indicadores de precios. El más conocido es el Índice de Precios al Consumo (IPC).
El IPC se calcula mensualmente (en España y en la Unión Europea), el dato se publica durante la primera quincena del mes siguiente del período de su cálculo (es decir, el mes anterior). En España, se encarga de este dato el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Su cálculo corresponde a tomar una cesta con los bienes y servicios más básicos y representativos que consumen los hogares. Cada uno de estos productos tiene una ponderación determinada. Es decir, no todos pesan lo mismo; la importancia de los alimentos no es la misma que la de los ordenadores portátiles, por poner un ejemplo. Por lo tanto, podemos afirmar que el IPC es un indicador económico ponderado.
El IPC no mide cuánto valen los bienes y servicios en términos absolutos, lo que mide es la variación de los precios. Lo que suben o lo que bajan los precios de cada uno de los productos de la cesta.
De esta forma, podemos saber si en términos generales los precios han subido o han bajado; o lo que es lo mismo, si existe inflación y en qué nivel se encuentra.
Si el indicador de precios (el IPC en España) se nos presenta en un 2% en tasa anual. Significa que, de un año para otro, cualquiera de nosotros podemos comprar un 2% menos de bienes y servicios con la misma cantidad de dinero. El coste de la vida se ha visto incrementado en un 2% en un año.
En la actualidad, la cesta de la compra de los productos y servicios que componen en IPC se distribuye de esta forma:
- Alimentación y bebidas no alcohólicas: compuesto por 170 artículos y tiene una ponderación de un 19,42%.
- Bebidas alcohólicas y tabaco: basado en 12 productos y con una ponderación de tan sólo un 2,98%.
- Vestido y calzado: 66 artículos y una ponderación de un 6,66%.
- Vivienda: 18 artículos y una ponderación de un 13,38%.
- Menaje: 57 artículos con una ponderación de un 5,85%.
- Medicina: 11 artículos con una ponderación del 3,95%.
- Transporte: 31 artículos (recordemos, entre bienes y servicios) con una ponderación de un 14,74%.
- Comunicaciones: 5 artículos, su ponderación es tan sólo de un 3,64%.
- Ocio y cultura: 43 bienes y servicios con una ponderación de un 8,60%.
- Enseñanza: 7 artículos y una ponderación de un 1,67% (la más baja).
- Hoteles, cafés y restaurantes: 22 artículos, con una ponderación del 12,34%.
- Otros: 37 bienes y servicios más, ponderados al 6,78%.
En total el IPC tiene en cuenta unos 479 artículos, entre bienes y servicios de distintos sectores. El INE se sirve de una Encuesta de Presupuestos Familiares y distribución de gasto para el cálculo de este índice. Las ponderaciones se actualizan anualmente.
El hecho de que unos productos tengan una mayor ponderación que otros corresponde a que se destina un mayor porcentaje del presupuesto de las familias para tales fines. En este caso, vemos que, en realidad, de media, a lo que menos se destina es enseñanza.
Ahora bien, en esta cesta existen determinados productos que son muy susceptibles de fuertes variaciones. Por ejemplo, determinados alimentos dependen de las condiciones climatológicas que afectan a la cosecha; el transporte depende de los precios del combustible, que suelen variar mucho de un año para otro.
En definitiva, el IPC incluye artículos cuyos precios dependen de factores que no se pueden controlar mediante políticas económicas. Estos precios a su vez están expuestos a fuertes variaciones, por ello se les califica como productos volátiles.
¿Qué podemos hacer para eliminar el ruido que producen los artículos volátiles? Directamente eliminarlos de la cesta para el cálculo del IPC. Es lo que se conoce como el “IPC subyacente” o “inflación subyacente”.
La inflación subyacente no tiene en cuenta los alimentos no elaborados y la energía. Esto se debe a que sus precios son altamente volátiles (están expuestos a variaciones coyunturales e incontrolables) y distorsionan el IPC. De modo que el IPC subyacente mide sólo los componentes de la cesta más estables y permanentes.
La inflación subyacente es útil para no tomar decisiones erróneas en la política monetaria. Puede ser que dé la sensación de que la inflación se descontrola, cuando en realidad tan sólo se trata de un aumento de los precios energéticos; o el precio de los productos agrícolas, como consecuencia de una sequía continuada. Siendo este aumento una situación meramente temporal.
En este sentido, conviene tener a mano los dos indicadores y contrastarlos. Los dos son igual de útiles y se complementan.
¿Qué es el IPC armonizado?
Este indicador, denominado Índice de Precios Armonizado (IPCA) se utiliza para comparar la inflación de los países miembros de la Unión Europea. También para comparar estos países con otros externos.
Al ingresar un país en la zona euro debe cumplir las normas del Banco Central Europeo, de esta manera pierde gran parte de sus facultades económicas. El IPCA son los precios al consumo de una cesta de bienes que se compara para todos los países de la Unión puesto que se debe calibrar cierto objetivo de inflación entre todos ellos para cumplir con unos criterios de convergencia inflacionaria que se firmaron en el Tratado de Maastricht.
En un principio se excluyó del IPCA aquellas partidas de costes que presentaban unas diferencias significativas entre países, como por ejemplo la vivienda, la educación o la sanidad. Sin embargo, el IPCA hoy en día incorpora los grupos vistos para el cálculo del IPC nacional, con la particularidad que deben superar un nivel de gasto mínimo por los consumidores para incorporarse a la cesta. Deben superar el 1 por mil del gasto total de la cesta. A pesar de esto hay ajustes particulares para conseguir que los precios de consumo sean comparables.
El gasto de consumo debe ser dentro del territorio económico de cada Estado Miembro y no sólo a los residentes (como en el caso del IPC). Por ejemplo, en España, se tendría en cuenta también el gastod de los visitantes extranjeros y se excluiría el realizado por los españoles fuera de nuestras fronteras.
Al igual que el IPC nacional es calculado por el Instituto Nacional de Estadística, los índices de inflación a nivel de la eurozona son calculados por la agencia EUROSTAT:
- IPCUM: Es el Índice de Precios de la Unión Monetaria. Se trata de una media ponderada del IPCA de todos los países miembros de la Unión Monetaria. Las ponderaciones (es decir, el peso específico de cada país) se actualizan todos los años.
- IPCUE: Es el índice de precios de consumo de la Unión Europa. Se trata de una media ponderada del indicador inflacionario anterior (IPCUM) y aquellos IPCA de los países que, aún formando parte de la Unión Europea, no están incluidos en la Unión Monetaria.
Todo esto es simplemente para que el lector pueda tener en cuenta la inflación a nivel europeo. Debido a que muchas inversiones se instrumentalizan a través de fondos de inversión de renta variable europea, existen índices europeos en los que poder invertir (como el Euro Stoxx 50) y, además, es posible configurar una cartera de inversión de acciones y bonos con títulos emitidos en la Unión Europea. Además, gran parte de lo que afecta a nuestro mercado nacional viene impuesto por las políticas aplicadas por el Banco Central Europeo.
Para poder anticipar las políticas monetarias del Banco Central Europeo, no simplemente deberemos estar atentos al IPC nacional. Tendremos que tener presentes los IPCA, el IPCUM y el IPCUE (en menor medida), porque representarán los niveles de inflación en los que se pueda basar el Banco Central Europeo.
Armonizado simplemente significa que mide la inflación en base a una misma metodología, para poder comparar. Después se aplica una media ponderada de todos los IPCA y tenemos un índice de inflación a nivel de la zona euro (el IPCUM).
¿Por qué se produce la inflación? ¿Cuáles son sus causas?
Una vez visto qué es la inflación y cómo podemos medirla, la siguiente pregunta que puede hacerse el lector es el por qué de la inflación. ¿De qué depende que haya inflación o no?, ¿de qué depende su nivel?
Supongamos que vemos que el precio de un caramelo sube de 5 céntimos a 20 céntimos en un breve período de tiempo; por ejemplo, un año.
La primera conclusión que podemos extraer es que hay consumidores que están dispuestos a pagar una suma mucho mayor (cuatro veces más) por el mismo producto. En otras palabras, existe demanda, y por lo que parece una fuerte demanda. Es una buena conclusión.
Pero, quizá sea posible que en realidad no sea el precio del caramelo lo que ha subido como consecuencia de un aumento de demanda, quizá sea que simplemente el dinero vale menos en términos generales. No se trata de que el caramelo valga más, se trata de que 20 céntimos valen lo mismo que 5 céntimos hace un año.
Esta última conclusión corresponde a la teoría cuantitativa del dinero. El valor del dinero. La inflación es un fenómeno que afecta en términos generales a la economía; por tanto, el valor de su medio de cambio afecta a los precios.
¿De qué depende entonces el valor del dinero? Al igual que la mayoría de las respuestas existentes en economía, el valor del dinero corresponde a su oferta y demanda. La oferta y la demanda de dinero que haya en un sistema económico determinará su valor.
Por consiguiente, para continuar exponiendo la teoría cuantitativa del dinero, deberemos analizar qué factores son los que determinan la oferta y la demanda de dinero.
Por una parte, existe una oferta de dinero. Existe una masa monetaria determinada en circulación puesta por un banco central, en conjunción con el sistema bancario que hace las veces de canalizador del dinero hacia las familias y las empresas. Pero principalmente es el banco central el que determina la oferta de dinero.
El banco central puede inyectar o retirar dinero a la economía, por medio de operaciones de mercado abierto. Estas operaciones aumentan o disminuyen las reservas de los bancos e influyendo en su capacidad para conceder préstamos y en definitiva crear dinero para gastar.
Pasemos ahora a la demanda de dinero. Este factor tiene más determinantes que el anterior. La oferta está controlada por una autoridad monetaria, si no fuese así no se podría influir en la inflación; sin embargo, la demanda no está controlada en parte. Hay elementos que se escapan al control.
¿Cómo se controla que una persona decida gastar más o menos? Dicho de otro modo, ¿de utilizar (demandar) más o menos dinero? Esto depende en gran medida del interés que tengan que pagar por obtener dinero. El tipo de interés se puede calificar como “el precio del dinero”.
Observemos en este punto que los tipos de interés a corto plazo son también un elemento bajo la influencia de los bancos centrales. Pueden encarecer el dinero para que la gente consuma menos, o viceversa.
Pero este no es el único factor de la demanda de dinero, el propio aumento de los bienes y servicios (es decir, la propia inflación) también genera una mayor demanda de dinero. La gente necesita más dinero para gastar, porque todo es más caro.
Aún así, bastará esto para exponer de una vez, vista la teoría, algunas de las causas por las cuales se puede crear inflación:
- Si el gobierno tiene un déficit que debe cubrir emitiendo más dinero: En este caso, aumenta la oferta de dinero y el valor del mismo es menor. Hay más dinero para gastar y la inflación subirá.
- Si el banco central decide aplicar una política monetaria expansiva: El banco central puede, o bien emitir más dinero, o bien reducir los tipos de interés. Suelen aplicar estas políticas cuando la economía entra en recesión. Para alejar el fantasma de la deflación.
- Si existe una gran demanda de bienes y servicios y no existe oferta para todos ellos: En este caso, la capacidad productiva de una economía no está preparada para atender las necesidades de demanda. Los precios sufren presiones alcistas.
- Si aumentan los costes de las materias primas, maquinaria, mano de obra, servicios, etc. Trasladando estos costes a los precios finales de los productos. En caso de una subida salarial, además viene acompañada de una mayor capacidad de compra por parte de la gente.
- Si existen problemas en la producción, como por ejemplo una mala cosecha, que reduzcan la oferta de bienes y servicios. No hay oferta para satisfacer la demanda, a pesar que la demanda se mantiene constante.
En definitiva, las causas de la inflación no son puramente económicas, pueden deberse a acontecimientos demográficos, políticos, meteorológicos, tecnológicos, ect. La inflación conecta todos estos factores reales (del día a día, en la práctica) con el plano económico.
¿Y qué conclusiones podemos extraer?
Lo que me gustaría que quedase claro es que las autoridades monetarias pueden (y de hecho lo hacen) influir en la oferta y la demanda de dinero para controlar la inflación. A esto se le llama política monetaria y consiste principalmente:
- Alterar los tipos de interés.
- Inyectar o retirar dinero en la economía mediante operaciones de mercado.
- En menor medida, intervienen el tipo de cambio de la divisa.
Esto es un factor importante de cara a las inversiones. La inflación marca la política monetaria, la política monetaria marca el tipo de interés y en última instancia el rumbo de los mercados y el resultado de nuestras inversiones.
Los gobiernos pueden tomar otras medidas para apoyar a la política monetaria, en base a sus competencias, como son la política fiscal y la política presupuestaria.
A su vez, deberemos prestar atención al Producto Interior Bruto, una economía en crecimiento genera inflación. Cuando la economía crece con vigor en un corto espacio de tiempo, es probable que esto traiga consigo una presión inflacionaria.
Por otra parte, cuando la economía se estanca o entra en recesión, lo más probable es que la inflación se reduzca.
Los economistas se refieren a estos dos escenarios como calentamiento o enfriamiento de la economía. Cuando la economía se sobrecalienta, las autoridades monetarias la deben enfriarla antes de que se genere hiperinflación. Sucede lo contrario cuando la economía se enfría demasiado, en este caso se deberá inyectar dinero y bajar tipos de interés para calentarla (huyendo de la deflación).
Como ya se ha comentado, el primer objetivo que tiene el Banco Central Europeo, su principal preocupación, su razón de ser; es que la inflación se mantenga en niveles cercanos al 2% aún sin que toque este umbral.
La parte negativa, es que las medidas que tienen a su alcance los bancos centrales no suelen surtir efectos en el corto plazo.
¿Entonces, cómo afecta la inflación a las inversiones?
En términos generales, la inflación afecta de este modo a nuestras inversiones.
La rentabilidad mínima
La primera y principal premisa de todo inversor (y ahorrador) es que la rentabilidad obtenida debe superar la inflación. Si no es así, estamos perdiendo dinero, es lo que se conoce como el riesgo de inflación.
Una de las razones por la que debemos mover nuestros ahorros y conseguir rentabilidades es precisamente evitar la pérdida de valor de nuestro dinero. Por lo tanto, mire el estado del IPC anual y las previsiones existentes, además de las decisiones que se están adoptando en cuanto a política monetaria; esto le dirá que objetivo mínimo de rentabilidad debe conseguir por su inversión más conservadora.
La “rentabilidad real” se calcula restando la inflación (el IPC) a la rentabilidad neta obtenida. De modo que si en un año un inversor ha obtenido un 2% de rentabilidad neta global en su cartera y el IPC anual se ha situado en un 2,5%, el saldo es una pérdida de valor de un 0,5%.
La renta fija
Si usted invierte en renta fija, sepa que un aumento de la inflación hará perder rentabilidad real a su inversión. Haciendo además que sus activos (bonos, obligaciones, etc.) bajen de valor en el mercado secundario. La inflación es el enemigo número uno de la renta fija.
Al subir la inflación, normalmente las nuevas emisiones de activos de renta fija ofrecerán un mayor interés, haciendo que los ya emitidos bajen de precio.
La renta variable
Los activos de renta variable (acciones) son menos sensibles a la inflación que los de renta fija. A fin de cuentas, las acciones son partes del capital de una empresa y esta está compuesta por una serie de activos reales. Aún así, la inflación es una termita para la rentabilidad dependiendo del sector que operen estas empresas. Se deberá realizar un ajuste de cartera ante los cambios inflacionarios.
Una empresa que dependa mucho de la deuda externa puede verse perjudicada si suben los tipos de interés como consecuencia de presión inflacionista.
Las materias primas
Dos buenos indicadores de la inflación son el oro y el petróleo. Controlar su evolución puede ser una buena medida para tener la inflación bajo control.
El oro está considerado un activo refugio, contra desastres económicos y contra épocas de hiperinflación. El oro es inmune a la inflación, no pierde valor. Sin embargo, tampoco ofrece intereses ni dividendos.
Gráfico de los futuros del Oro (Fuente: prorealtime.com)
Si la inflación se dispara, el oro debe subir de precio. Se mueve (o mejor dicho, se debería de mover) en acorde con la inflación. Serviría también como como un elemento diversificador de nuestra cartera, una protección.
En cuanto al petróleo crudo, su precio determina en gran medida los niveles de inflación a nivel global. En una mayor parte en Europa, región dependiente de este elemento.
Gráfico de los futuros del crudo de Brent (Fuente: prorealtime.com)
La evolución del Crudo de Brent puede indicar si se espera una presión inflacionista. El petróleo marca la tendencia de los precios de las materias energéticas y en segunda instancia del coste de producción. Es la sangre de la economía. Aunque no es el único factor, suele ser uno de los más influyentes en la inflación.
Otra forma de calcular la inflación (el deflactor del PIB)
Tras haber visto el Producto Interior Bruto e Inflación, dos de los indicadores económicos básicos, pasaremos a calcular ésta en base a aquel. Es decir, calcular la inflación en base al PIB.
¿Por qué? ¿Qué ventajas tiene esto? Sencillo, hemos dicho que la inflación se calcula con el IPC, y que el IPC no es ni más ni menos que la evolución de los precios de una cesta de productos previamente seleccionados. Ergo, este cálculo está limitado a los productos de dicha cesta, dejando al margen a los demás.
Si bien, la cesta es bastante representativa (está pensada para eso). No obstante, muchos analistas de Wall Street, economistas y demás expertos deciden contrastar el IPC con un cálculo llamado el deflactor del PIB, por ser este más completo.
El deflactor del PIB
Anteriormente, al explicar el PIB, se ha comentado que existen dos formas para su cálculo.
La primera es el PIB nominal, en el cual se tienen en cuenta los precios finales de los productos para el año en el cual se calcula. La otra fórmula se corresponde con el PIB real, dado que los precios del año que se calculan están influenciados por el efecto inflacionario y por lo tanto no pueden ser comparables a otros años. Para ello se tiene en cuenta un año base y se toman los precios de ese mismo año, lo único que cambia es la cantidad producida. De este modo no se tiene en cuenta el efecto de la inflación.
Por lo tanto, la diferencia entre el PIB nominal y el PIB real es la inflación. Ni más ni menos.
Como el PIB tiene en cuenta todos los bienes y servicios producidos en la economía durante un período de tiempo. Podremos tener un buen indicador de la inflación si relacionamos el PIB nominal con el PIB real.
La fórmula para el cálculo del deflactor implícito del PIB es sencilla. Bastará dividir el PIB nominal entre el PIB real y multiplicar esa ratio la multiplicamos por 100.
Deflactor implícito del PIB= (valor nominal / valor real) *100
Tan sólo nos quedaría hacer el cálculo de lo que representaría la inflación anualizada puesto que los datos correspondientes a un período del PIB que obtendremos serán trimestrales. En otras palabras, el deflactor implícito del PIB corresponderá a un trimestre.
Para ello se utiliza la siguiente fórmula:
Inflación anualizada = [(deflactor del trimestre actual/deflactor trimestre anterior)4 – 1] * 100
De este modo podremos tener una idea de la inflación anualizada. Tal y como se ha dicho, son muchos economistas y operadores de bolsa (incluyendo la Reserva Federal Norteamericana) que prefieren el cálculo de la inflación por esta vía.
Deflactores de los componentes del PIB
También se ha visto que el PIB es un agregado, compuesto de múltiples partidas o componentes. El analista puede perfectamente extraer los deflactores de cada uno de estos componentes y obtener los datos de inflación para cada uno de ellos. Para controlar su evolución y saber qué es lo que más está subiendo de precios.
Los tipos de interés
¿Cómo fluctúan los tipos de interés? ¿De qué dependen? Vamos a sumergirnos en el mundo del dinero, en el corazón del sistema financiero para entender cómo se calculan los tipos de interés y qué impacto tienen en la economía.
Los tipos de interés son un arma, un arma que ayuda a luchar contra la inflación a los bancos centrales. En función de cómo se sitúe la inflación, las autoridades monetarias tocarán las teclas pertinentes para tenerla bajo control. Una de ellas es el manejar los tipos de interés. Pero ¿cómo lo deciden? ¿En base a qué? Si continuas leyendo podrás entender perfectamente cómo funciona este juego.
El interés
El interés es el precio del dinero. Es un dinero que se cobra, o se nos paga, por el hecho de prestar dinero. El término “interés” se define como: Valor o utilidad que tiene una cosa. Así pues, los intereses financieros son el valor que tiene el dinero.
¿Cómo se calcula el interés?
El interés, normalmente, suele calcularse como un porcentaje de la cantidad de dinero objeto del préstamo. ¿Pero quién decide este porcentaje?
En un principio, las partes contratantes son libres para decidir un determinado tipo de interés en una operación de préstamo de capital (que genera una deuda). Sin embargo, como existe competencia entre diferentes entidades dispuestas a prestar dinero, se establece… por así decirlo un “interés de mercado”. Sobre este interés de mercado, se aplica una prima, un diferencial en función de las características del prestamista y prestatario.
Por ejemplo, si el prestatario no tiene garantías suficientes, el prestamista aplicará un interés mayor, debido que asume un mayor riesgo. Lo mismo ocurrirá si el prestatario presenta otro tipo de riesgos personales. Así se configura el tipo de interés en las operaciones minoristas. Sin embargo, existe un tipo de interés en las operaciones entre entidades que influye y determina el tipo de interés que se aplicará en los préstamos a empresas y particulares.
El tipo de interés más básico se genera en los mercados interbancarios. Son mercados mayoristas entre entidades financieras de crédito (no pueden intervenir otros agentes, ni empresas ni particulares), en el cual se prestan dinero entre ellos. En función de este tipo de interés, se irán definiendo los demás.
Si una entidad financiera puede conseguir dinero prestado, así como prestar a un tipo de interés de… por ejemplo, el 2%; lógicamente, no prestará dinero a un particular a este mismo interés, debido a que puede obtener el mismo rendimiento por prestar el dinero a una entidad más solvente y con muchas más garantías.
En definitiva, los intereses minoristas tienen una prima o diferencial sobre los intereses mayoristas. Esto es así en todos los productos que compramos. No nos venderán los tomates en una tienda al mismo precio que el tendero lo ha conseguido en el mercado al por mayor. Si fuese distinto, el tendero no obtendría un beneficio por hacer su trabajo de acercar este producto alimentario al público. En materia financiera no tiene por qué ser distinto, existe un mercado mayorista, al igual que existe un mercado minorista.
Las entidades bancarias se prestan dinero entre ellas para cubrir déficits de liquidez y rentabilizar excesos de la misma. Sin embargo, no sólo se prestan entre ellas, pueden acudir al origen, a la autoridad monetaria, el banco de bancos: nos referimos al banco central.
El banco central
En primera instancia, es el banco central el que presta dinero a las entidades financieras. Por consiguiente, el banco central puede perfectamente realizar dos tipos de operaciones:
- Actuar como prestamista de dinero a las entidades financieras.
- Actuar como prestatario, más bien depositario.
Como es normal, debe existir un tipo de interés de préstamo y otro de depósito. El interés a pagar el banco central por los depósitos será inferior a que cobrará por los préstamos.
Una de las funciones del banco central, en muchos casos la principal (como en el caso del Banco Central Europeo), es controlar la inflación. Para ello se sirven de esta prerrogativa: fijar en cada momento el tipo de interés oficial del dinero.
En otras palabras, definir los tipos de interés mínimos para prestar dinero o para tomar dinero en depósito a las entidades de crédito. De esta forma controla la inflación. Si la inflación sube, el banco central aumentará los tipos de interés para enfriarla, o viceversa.
Si el banco central presta a las entidades financieras a un tipo de interés más alto, esta subida será repercutida a los préstamos minoristas que pida el público; se reducirá el crédito, la circulación de dinero en la economía será menor y, por lo tanto, la inflación bajará.
Pero, existe una pregunta que queda sin resolver: ¿Si las entidades financieras pueden acudir al banco central tanto para depositar dinero (y obtener un interés) como para pedirlo prestado, por qué se prestan entre ellas?
En realidad, el de mercado existente entre las entidades crédito y el banco central es otro distinto. Es un mercado en el cual las relaciones se establecen entre estos dos agentes, de forma que, como podemos imaginar, el banco central tiene mucho más poder.
Para empezar, el banco central decide el tipo de interés a cobrar y a pagar. Las entidades de crédito no pueden hacer otra cosa más que aceptarlo o no acudir a esta fuente de financiación. También define el plazo de la operación y las garantías a aportar.
Por lo tanto, para tener una mayor flexibilidad en los prestamos, las entidades financieras también se prestan entre ellas, creando de este modo el mercado interbancario que veremos posteriormente.
Suelen ser operaciones a distintos plazos, desde un día hasta un año. El tipo de interés del mercado interbancario suele ser un poco superior que el aplicado por el banco central. No obstante, la diferencia depende de la confianza que se tengan las entidades para prestarse dinero entre ellas.
Veamos como ejemplo el caso del Banco Central Europeo. Las operaciones que normalmente realiza el Banco Central Europeo con las entidades financieras son las siguientes.
Operaciones Principales de Financiación
Son los préstamos que el Banco Central Europeo ofrece a las entidades financieras. Normalmente realiza estas operaciones todos los martes y a un plazo de vencimiento de una semana.
Estas operaciones son la fuente principal de financiación del sistema financiero. Se realizan a través de los bancos centrales de cada país (El Sistema Europeo de Bancos Centrales – SEBC). Ejecutándose, por tanto, de forma descentralizada; pero siempre a instancias del Banco Central Europeo.
Poco más se puede añadir, salvo lo comentado anteriormente. Es el propio banco central el que fija el día, el plazo y el tipo de interés (además de las garantías, denominadas “colaterales”). Las entidades, tienen a su alcance el mercado interbancario para compensar esto.
Operaciones de Financiación a más largo plazo
Estos préstamos son concedidos por el Banco Central Europeo el tercer miércoles de cada mes. Es decir, son mensuales y no semanales como las anteriores (el préstamo se realiza tan sólo una vez al mes). El plazo de vencimiento es de tres meses.
El tipo de interés oficial y las subastas
En las operaciones de financiación, el Banco Central Europeo (BCE) cobra como mínimo el tipo de interés oficial, que el mismo fija. Además, también puede cobrar un tipo de interés más elevado, estableciendo una subasta.
Hay dos categorías de subastas: Las de tipo de interés fijo y las de tipo de interés variable.
En las de tipo de interés fijo, el BCE determina el tipo de interés a cobrar. Las entidades financieras, en vista del tipo que el Banco Central les aplica pueden hacer dos cosas, o aceptarlo, o excluirse voluntariamente. El tipo de interés que solicita el BCE se denomina “tipo de intervención” y constituye el tipo de interés oficial al que hacíamos referencia.
En las subastas a tipo variable, el BCE recibe de cada entidad una puja por parte de cada entidad interesada en recibir un préstamo. En la puja viene determinado el importe a solicitar y el tipo de interés que está dispuesta a pagar. ¿Cuál es el problema?
El problema radica en que si una entidad financiera puja por un tipo de interés muy bajo, corre el riesgo de quedarse fuera de la subasta. El BCE, establece en cada subasta un tipo de interés mínimo a cobrar, por debajo de este tipo se establece el corte. Este tipo de interés mínimo, que define el corte de la subasta, se denomina “tipo de interés marginal” (cuidado, no confundir con el tipo impositivo marginal, esto ya pertenece al ámbito fiscal). Esta modalidad de subasta la está ejecutando el BCE desde mediados del año 2000.
Las facilidades permanentes
Es una forma de financiación que está abierta a las entidades financieras todos los días (laborables) para que puedan realizar las siguientes operaciones:
- Facilidad de crédito: En cualquier momento, las entidades pueden pedir un crédito al BCE a tan sólo día. El dinero se deberá devolver al día siguiente.
- Facilidad de depósito: Es la operación inversa. Las entidades financieras que tengan un excedente de tesorería pueden establecer un depósito en el BCE a tan sólo un día. El BCE les devolverá el dinero al día siguiente.
Partiendo del tipo de interés del mercado interbancario a un día (Eonia), en las facilidades de crédito se sumará un porcentaje adicional. Sucede lo contrario en las facilidades de depósito, las cuales tienen un descuento sobre el tipo de interés oficial.
El porcentaje adicional que se suma o se resta (dependiendo el tipo de operación) lo fija el BCE en función de cómo se están cumpliendo los objetivos que tiene fijados para controlar la inflación. En otras palabras, cómo están resultando sus planes y objetivos de política monetaria.
Estas operaciones son más caras para las entidades que solicitar un préstamo a un día en el mercado interbancario a un día. El BCE cobra un mayor interés y paga uno menor. No obstante, siempre están disponible.
Las entidades de crédito pueden acceder a estas facilidades sin ningún tipo de restricción, siempre y cuando presenten las garantías solicitadas. Son los bancos centrales nacionales las que gestionan estas operaciones, de forma descentralizada. Aunque las condiciones son las mismas para toda la zona euro.
Otras operaciones del BCE
Existen otro tipo de operaciones que no tienen por qué ser regulares, no tienen un vencimiento normalizado y tienen como fin el inyectar o retirar liquidez a la economía para controlar la inflación, ejecutando de este modo la política monetaria fijada por el BCE.
- Operaciones de ajuste: Tienen por objeto regular la situación de liquidez del mercado y controlar los tipos de interés. Se trata de suavizar los tipos de interés al producirse una serie de fluctuaciones inesperadas de liquidez. En otras palabras, si el mercado reacciona de forma imprevista.
- Operaciones estructurales: En este caso se realizan este tipo de operaciones cuando lo que se pretende es de cambiar su posición estructural frente al sector financiero.
Los colaterales
Cuando hablamos de colaterales nos referimos a las garantías que deben aportar las entidades financieras para conseguir dinero prestado del BCE.
Según el artículo 18.1 de los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), todas las operaciones de crédito que se realicen entre el BCE y las entidades financieras deben tener una serie de garantías.
Las garantías están definidas por un conjunto de activos financieros:
- Certificados de deuda del BCE.
- Instrumentos de renta fija negociables.
- Instrumentos de renta fija no negociables.
- Acciones negociadas en un mercado organizado.
Si se incumple el pago del crédito, el BCE se quedará con los activos que se solicitan en la garantía.
El mercado interbancario
Además de las operaciones que ofrece un banco central a las entidades financieras, existe un mercado en el cual las entidades financieras se prestan dinero entre ellas. Hemos explicado el porqué de esto.
En definitiva, las operaciones entre un banco central y una entidad financiera, están orientadas a la regulación de la política monetaria. Los bancos establecen el mercado interbancario, dónde negocian dinero y activos de corto plazo en igualdad de condiciones.
Normalmente, los bancos se prestan dinero entre ellos a muy corto plazo. Prima la elevada liquidez y el bajo riesgo. Este mercado está formado por bancos, cajas de ahorros, aseguradoras y otras instituciones financieras.
El conjunto de mercados el los cuales se negocian activos de corto plazo (entre 12 y 18 meses como máximo), incluyendo el dinero, se denomina “mercado monetario”. El mercado monetario, junto con el mercado de capital (en el que se negocian los activos a más largo plazo), conforman los mercados financieros.
Su función es regular y canalizar los excedentes de liquidez que puedan tener algunas entidades financieras hacia aquellas que tengan un déficit.
En definitiva, el mercado interbancario es un mercado monetario. En él se negocia dinero en grandes cantidades a un plazo máximo de entre 1 día y 1 año. Como es lógico, para estas operaciones de crédito se establece un tipo de interés, es el llamado tipo de interés interbancario.
El tipo de interés interbancario
Una vez visto el tipo de interés que aplica el banco central para prestar dinero a las entidades financieras y que constituye el tipo más significativo, es decir, el tipo de referencia; cabe la pena resaltar que no es el único que se tiene en cuenta, puesto que normalmente las entidades financieras acuden al mercado interbancario.
El tipo de interés al que se prestan dinero los bancos, es ligeramente superior al tipo de interés oficial de crédito que ofrece el banco central y se configura en un libre mercado. En otras, palabras, no existe un único tipo de interés interbancario porque cada operación es distinta de otra y, según el acuerdo entre las partes, se cobrará un determinado tipo de interés en cada operación.
Sin embargo, sí que existe un índice que nos muestra la media de todas las operaciones que realizan las entidades financieras en el mercado interbancario. Este es tenido en cuenta para definir el tipo de interés interbancario.
En la zona euro, este índice de tipos de interés a corto plazo es el famoso Euríbor (European Interbank Offered Rate) y se calcula para las operaciones de préstamo entre entidades financieras en euros. No se tiene en cuenta para el cálculo del Euríbor las operaciones en el mercado interbancario realizadas en otra divisa distinta al euro.
Tan sólo se tiene en cuenta para su cálculo las operaciones realizadas por las entidades financieras de primer orden. Dicho de otro modo, tan sólo se tienen en cuenta las operaciones de aquellas entidades más solventes (según la calificación crediticia que proporcionan las Agencias de Rating) y más activas en el mercado. El tipo de interés que pagarán las entidades más solventes será menor que el que puedan exigirle a otra entidad con menor solvencia.
Las entidades que son tenidas en cuenta para el cálculo del Euríbor conforman lo que se denomina el “panel de bancos”. Casi todas las entidades financieras del “panel de bancos” proceden de la eurozona, aunque pueden proceder de cualquier país del mundo, el único requisito es que tengan una sucursal abierta en la Unión Europea.
Estas entidades indican en cada jornada a qué tipo de interés están dispuestas a prestar dinero a otras entidades financieras a distintos plazos (de una semana a un año). En total 15 plazos posibles.
El Euríbor se calcula a partir de la información sobre precios ofertados. Según la oferta y la demanda de dinero. No en base a las operaciones que se han realizado.
De esta forma, cada día, antes de las 10:45 horas (horario de Bruselas), cada entidad financiera que forma parte del “panel de bancos” remite 15 tipos de interés (uno por cada plazo) a la agencia Thomson Reuters.
De todos los tipos que son recibidos por parte de las entidades, Reuters elimina el 15% más altos y el 15% más bajos para cada plazo. A las 11:00 horas (hora de Bruselas) se realiza el cálculo definitivo, se trata de una simple media aritmética de los tipos de interés que quedan una vez descartados los más altos y los más bajos.
La publicación del Euríbor se lleva a cabo por la Federación Bancaria Europea, así como la supervisión de todo el proceso (configuración del panel de bancos, revisión del cálculo, publicación, etc.).
De esta forma el tipo de interés interbancario para la zona euro queda definido en un índice, que se tomará en cuenta para cuando las entidades financieras presten el dinero a los particulares y las empresas. Es un tipo de referencia.
El tipo de interés interbancario, representado por el Euríbor para la zona euro, es el coste que tienen las entidades por conseguir financiación.
El Euríbor a un año es el tipo de interés que se suele tener más en cuenta para el cálculo de préstamos y créditos hipotecarios. Por su parte, el Euríbor a 3 meses define un suelo de referencia sobre el que se fijan los costes de financiación del sector privado.
Existen otros índices de tipos de interés del mercado interbancario fuera de la zona euro. Por ejemplo, tenemos el LIBOR (London Interbank Offered Rate), calculado por la Asociación de Banqueros Británicos y que representa el tipo de interés para la libra esterlina y otras divisas (existe un LIBOR para el dólar, otro para el yen, otro para la libra…Incluso existe un tipo de interés LIBOR para el euro). El cálculo del LIBOR es similar al Euríbor.
El Eonia
El Eonia (Euro Overnight Index Avergage) es el índice medio del tipo de interés interbancario de las operaciones en euros a un día. Este tipo de interés lo calcula el Banco Central Europeo y es una media del tipo de interés al que los bancos se prestan dinero de un día para otro. Las operaciones de préstamo a un día se denominan “overnight”.
A diferencia del Euríbor, la media para calcular el Eonia es ponderada. Además, este índice de tipos de interés sí que tiene en cuenta las operaciones que ya se han realizado, no los tipos de interés ofertados como para el cálculo del Euríbor. El “panel de bancos” para calcular el Eonia es el mismo que el del Euríbor.
El Eonia es tenido en cuenta para calcular las “Facilidades de préstamo” y las “Facilidades de depósito” que realiza el BCE y que hemos tratado anteriormente. De forma general, el diferencial que suele existir entre el Eonia y las Facilidades permanentes suele ser de unos 100 puntos básicos (1%).
Por ejemplo, en Estados Unidos existe la tasa de fondos federales como indicador del mercado interbancario a un día.
Como se puede comprobar, el tipo de interés del mercado interbancario se configura en base a los tipos de interés oficiales que ofrece el banco central, debido a que cuanto mayor sean estos, mayores intereses se exigirán las entidades financieras por prestarse dinero entre ellas.
En otras palabras, el tipo de interés oficial es el motor que hace girar la cadena. Deberemos prestar atención a los diferenciales existentes entre unos y otros tipos de interés, puesto que se trata de un indicador importante sobre la evolución de la inflación, el crecimiento, el empleo y de la economía en general.
Los tipos de cambio
Definimos tipo de cambio como la relación que existe entre dos monedas (divisas). Normalmente, cuando se compra una divisa se vende otra. Es decir, intercambiamos divisas, es una compraventa simultánea. Por este motivo las divisas se cambian (no se compran ni se venden, aunque en la práctica se utilice esta expresión) y el precio entre ellas es a lo que llamamos el tipo de cambio.
Los tipos de cambio pueden ser fijos o variables, pero principalmente suelen ser variables. Esto responde un poco a la evolución que ha sufrido el sistema monetario, casi sin querer se ha creado un libre mercado en el cual los tipos de cambio fluctúan. Aunque están también intervenidas por los bancos centrales (en mayor o menor medida), al igual que sucede con el tipo de interés y la política monetaria, los bancos centrales también definen su política cambiaria.
¿Cómo funciona el mercado de divisas?
La relación existente entre dos economías define el tipo de cambio entre sus dos divisas. Por ejemplo, para valorar cuánto debería costar un euro con respecto al dólar de Estados Unidos, lo lógico sería enfrentar las dos economías. En función de la diferencia de la inflación y los tipos de interés de ambas divisas, se podrá establecer un cambio teórico. No obstante, este tipo de cambio no es el real. El tipo de cambio entre el euro y el dólar depende de las compras y ventas de cada una de las divisas en un libre mercado, denominado "mercado de divisas", Foreing Exchange (en inglés) o simplemente Forex (su abreviatura en inglés); también, si reducimos mucho, se le llama FX (por sus siglas en inglés).
El mercado de divisas, o Forex, es el más grande que hay en el mundo; también el más antiguo. Tiene un volumen diario de operaciones muy superior a la Bolsa de Valores de Nueva York (la más grande que existe). Más o menos, unas 50 veces superior. Esto nos dice del mercado de divisas que es el más líquido que hay en el mundo. Miles de operaciones de comercio exterior, compraventas de bancos, inversiones extranjeras o simplemente traders que operan para beneficiarse de las fluctuaciones en los tipos de cambio operan en él a diario.
Un aspecto a resaltar es que las divisas no se negocian en un único lugar. No existe un mercado concreto, como ocurre con las acciones. Llamamos mercado de divisas a todo el conjunto de plazas o centros en el cual se intercambian divisas al por mayor. Por lo tanto, este mercado no cierra, permanece abierto las 24 horas del día, de lunes a viernes (los fines de semana no hay ninguna plaza abierta). Esto es motivo porque siempre, a cualquier hora, hay un centro dónde se intercambian divisas. Puede ser en Sydney, en Tokio, en Singapur, en Londres, Frankfurt, Nueva York, San Francisco... Siempre hay un sitio abierto (excepto los fines de semana). Por eso se dice que el Forex es un mercado descentralizado.
Al no existir un sólo centro de negociación, no existe un reglamento específico para este mercado, como puede ocurrir en una Bolsa de Valores. Un mercado organizado se caracteriza por tener un reglamento interno y una cámara de compensación que garantiza que el comprador entregará el dinero y el vendedor entregará los títulos; para ello está siempre la cámara de compensación actuando de intermediaria entre ambos y exigiendo garantías. En este caso, el mercado de divisas no tiene ni lo uno ni lo otro: Es un mercado desregulado (que no significa que sea ilegal o poco fiable, simplemente carece de reglamento interno y cámara de compensación). A los mercados no organizados (no regulados) se les denomina Over The Counter (OTC).
¿Quién interviene en el mercado de divisas (o Forex)?
Existen múltiples agentes que intercambian divisas. No obstante, se puede hacer una clasificación en cinco grandes tipos de participantes:
- Bancos centrales: Los bancos centrales no suelen intervenir a menudo, tan sólo cuando deben hacer una intervención de la divisa o para gestionar sus reservas.
- Instituciones financieras: Pueden ser operaciones por su propia cuenta (para cubrir inversiones hechas en moneda extranjera o simplemente para especular) u operaciones por cuenta de sus clientes (empresas principalmente). Son los más activos en el mercado, simplemente porque gestionan las transacciones económicas internacionales (estas transacciones implican un cambio de divisa).
- Empresas: Intervienen en el mercado de divisas como consecuencia de su propia actividad comercial. Este tipo de agentes realizan operaciones de comercio exterior, lo cual siempre trae consigo un intercambio de divisas (bien sea por parte del comprador o del vendedor).
- Intermediarios financieros o brókers: Como su propio nombre indica, son intermediarios: no actúan por cuenta propia. Únicamente siguen las órdenes de clientes que no pueden acceder a este mercado mayorista.
- Traders: Son los llamados Market Makers (creadores de mercado) operan por cuenta propia desde una mesa de operaciones. También pueden actuar en nombre de terceros.
¿Cómo cotizan las divisas en Forex?
En el mercado Forex se negocian las divisas sin condiciones prefijadas (es un mercado OTC). Las divisas más activas son:
- El dólar de Estados Unidos (USD)
- El euro (EUR)
- EL yen japonés (JPY)
- La libra esterlina (GBP)
- El franco suizo (CHF)
- El dólar canadiense (CAD)
- El dólar australiano (AUD)
- El dólar neozelandés (NZD)
A los cruces de estas divisas se les llama "pares mayores"; porque las divisas cotizan por pares. Es decir, un activo financiero tiene un precio, las acciones del Banco Santander valen tantos euros y el barril de petróleo vale tantos dólares (el barril de petróleo cotiza en dólares). Pero ¿cuanto vale una divisa? Para responder a esta pregunta debemos cruzarla con otra divisa y ver su tipo de cambio. Así pues, un euro puede valer 1,13 dólares de Estados Unidos, también puede valer 0,87 libras esterlinas o 124,95 yenes japoneses; todo ello al mismo tiempo.
Por lo tanto, las divisas cotizan por pares. Cuando hablamos de pares mayores son aquellos en las que intervienen las principales divisas cotizadas contra el dólar de Estados Unidos (las más negociadas en el mercado contra la divisa reina por motivos históricos):
- Libra esterlina contra dólar de Estados Unidos (GBP/USD)
- Dólar canadiense contra dólar de Estados Unidos (CAD/USD)
- Euro contra dólar de Estados Unidos (EUR/USD)
- Dólar de Estados Unidos contra yen japonés (USD/JPY)
- Franco suizo contra dólar de Estados Unidos (CHF/USD)
- Dólar australiano contra dólar de Estados Unidos (AUD/USD)
- Dólar neozelandés contra dólar de Estados Unidos (NZD/USD)
Ahora bien, si decimos que el par de divisas GBP/USD (libra esterlina contra dólar de Estados Unidos) cotiza a 1,2940, ¿qué significa esto? En un cruce de divisas intervienen la divisa base (la primera del par) y la divisa cotizada (o contradivisa). Esto significa que los tipos de cambio se establecen por cada unidad de la divisa base. Es decir, el par propuesto como ejemplo, por cada libra esterlina nos cambiarán 1,2940 dólares. Siempre se expresa las unidades de la divisa cotizada por cada unidad de la divisa base.
Para hacer la operación contraria, para saber cuántas libras nos darán por cada dólar (USD/GBP) tan sólo debemos calcular el inverso matemático. Es decir 1/(GBP/USD), o en este caso 1/1,2940. El resultado es 0,7728. Es decir, por cada dólar de Estados Unidos nos cambiarán 0,7728 libras esterlinas.
- GBP/USD=1,2940
- USD/GBP= 1/ 1,2940 = 0,7728
Como se ha podido ver, existen dos formas de expresar el tipo de cambio con respecto a un mismo par de divisas, uno de ellos en el cual una moneda actúa como divisa base (tomandose como referencia para establecer el tipo de cambio) y otro en el cual la moneda actúa como divisa cotizada (cotizando con respecto a la divisa base). USD/GBP, es el inverso de GBP/USD. Entonces, ¿qué divisa se utiliza como base normalmente? En realidad podemos establecer los dos, aunque generalmente, en el mercado ya viene preestablecido.
Si nuestra divisa local la utilizamos como base, se dice que estamos realizando una cotización indirecta. Para un europeo, el cambio EUR/USD es una cotización indirecta, puesto que la divisa local es la divisa base.
El caso contrario ocurre para un estadounidense, este par (EUR/USD) para él supone una cotización directa. Su divisa cotiza directamente contra otra de referencia. Así, en todos los pares mayores, el dólar de Estados Unidos tiene una cotización directa (así se suele expresar en el mercado de divisas). Excepto uno: el USD/JPY, en este par, el dólar tiene una cotización indirecta.
Las divisas suelen cotizar con cuatro decimales, excepto los pares que interviene el yen japonés que cotizan con dos. A la unidad más pequeña se le denomina "pip" (point in porcentage). Cuando se dice que el EUR/USD se ha movido 5 pips al alza, significa que ha pasado de 1,1350 a 1.1355. Como se ha dicho, el yen japonés supone una excepción y cuando interviene en un par de divisas el pip es el segundo decimal.
Cuando un par de divisas sube de precio, quiere decir que se ha apreciado su divisa base o, lo que es lo mismo, se ha depreciado su contradivisa. Cuando un par pierde valor, sucede lo contrario. El cambio que nos muestra el par hace referencia a las unidades de divisa cotizada con relación a la divisa base, si esta cifra aumenta significa que serán necesarias más divisas cotizadas para satisfacer una unidad de la divisa base. Ergo, la divisa base vale más (o la divisa cotizada vale menos, es lo mismo).
Los pares de divisas pueden tanto comprarse como venderse (aunque en realidad se intercambian las divisas). Si compramos un par determinado, por ejemplo el CAD/USD, significa que estamos comprando la divisa base (el dólar canadiense en este caso). A la misma vez, estamos vendiendo dólares de Estados Unidos. Por consiguiente, si el par aumenta de precio significa que el dólar canadiense vale más con respecto al dólar de Estados Unidos (bien sea porque este se ha apreciado o aquel se ha depreciado, el caso es que el dólar canadiense tiene un mayor cambio). Posteriormente, si decidimos cambiar de nuevo nuestros dólares canadienses por dólares de Estados Unidos y volver a la posición original, tendremos una ganancia. Estas maniobras especulativas suelen hacerlas los traders de divisas.
También podría darse la operación contraria, podríamos cambiar dólares canadienses (venderlos) por dólares de Estados Unidos (comprándolos). Ahora lo que estamos haciendo es vender la divisa base y comprar la divisa cotizada, por lo que para obtener una ganancia al deshacer esta operación volviendo a cambiar ambas divisas, el par debe depreciarse (depreciarse la divisa base o apreciarse la divisa cotizada).
¿Cómo afectan los tipos de cambio a la economía?
Los tipos de cambio tienen una incidencia directa en las operaciones de comercio exterior y en las inversiones extranjeras. Cuanto mayor sea el valor de una divisa, más costoso será comprar en ese país. Por este motivo, las exportaciones se resienten.
Un país netamente exportador estará a favor de una divisa débil, esto permitirá que los compradores extranjeros encuentren más atractivos sus productos. Las exportaciones se benefician en las depreciaciones puesto que favorece una mayor demanda de nuestros bienes; también se favorece a que sus activos financieros sean más baratos para el inversor extranjero, aumentando así el flujo de inversión.
Como consecuencia negativa, al país le será más costoso importar. Un país netamente importador precisa de una divisa fuerte. Las importaciones suponen la compra en moneda extranjera, si nuestra divisa es fuerte, el cambio nos será más favorable. Si el país, por ejemplo, necesita importar petróleo (como en el caso de España), una divisa débil le perjudica debido a que independientemente del precio del barril (en dólares) deberá hacer frente al tipo de cambio.
Si el precio del crudo de Brent es de unos 61 dólares por barril, y el tipo de cambio del euro con respecto al dólar (EUR/USD) es de 1,13. En realidad, comprar un barril de crudo cuesta 53,68 euros (un dólar se cambia 0,88 euros; es decir, 1/ 1,13). Si el euro decae (o el dólar se aprecia) y el tipo de cambio se sitúa en los 1,12 significa que un dólar se cambiará a unos 0,893 euros. Ahora, el mismo barril de crudo nos costará 54,47 euros.
Exactamente el efecto contrario se consigue con una apreciación del tipo de cambio. Ahora, las exportaciones se resienten, las importaciones son más baratas y aumentan. Además, la inversión extranjera no es tan atractiva. Por ejemplo, si las acciones de Apple cuestan 172,13 dólares (USD), y un dólar se cambia a 0,88 euros, en realidad las acciones de Apple nos cuestan a 151,47 euros. ¿Qué pasaría si el par dólar se fortaleciese?
Imaginemos que el par de divisas EUR/USD se deprecia (lo que supone una mayor fortaleza del dólar), como en el ejemplo anterior, ahora un euro se cambia a 1,12 dólares. Entonces, aunque las acciones de Apple no hayan sufrido fluctuación alguna, nos costarían 153,54 euros. Observamos que el tipo de cambio juega en nuestra contra si el par de divisas EUR/USD sufre una caída (lo que implica una apreciación del dólar).
En definitiva, los tipos de cambio tienen un efecto directo en las operaciones de comercio exterior, lo cual, ya hemos visto que es un componente importante del PIB. Ergo, afectan directamente al crecimiento económico de un país (el crecimiento del PIB). El crecimiento del PIB contribuye a generar empleo, mantener la inflación y la salud de la economía. Es un factor a tener en cuenta.
Además, el tipo de cambio afecta directamente a la inversión extranjera. Cuando la divisa de un país es débil, como norma general favorece a un alza bursátil, puesto que las acciones (y los activos financieros en general) son más baratas para los inversores de otras economías.
¿Cuál es la relación de los tipos de cambio con los otros indicadores económicos?
Relación con el sector exterior (y el PIB, en última instancia)
Según hemos visto en el apartado anterior, el sector exterior depende en buena medida del tipo de cambio existente. La balanza comercial (exportaciones-importaciones) es un componente del PIB.
Si las exportaciones aumentan, aumentará la demanda de nuestra divisa local (los bienes se venden en nuestra divisa local, da igual que el cambio lo haga el comprador o el vendedor, al final habrá un intercambio de divisas). Esto genera una apreciación de la divisa en el mercado. Por consiguiente, las exportaciones contribuyen a una divisa más fuerte. Una divisa excesivamente fuerte no es bueno para las exportaciones, porque le son más caras para los compradores.
Por otra parte, si se produce un aumento de las importaciones, la divisa tiende a depreciarse. Esto se debe a que cada vez que se importa se demandan divisas extranjeras, ofertando la divisa local. Como consecuencia de estas operaciones, el par de estas dos divisas fluctuará en contra de la del importador.
Asimismo, los tipos de cambio se ajustan en función de las exportaciones e importaciones entre dos economías y, además, estas dependen del tipo de cambio existente.
Los tipos de cambio y su relación con los tipos de interés
Los tipos de cambio no son indicador aislado, toda la economía funciona como un conjunto y los indicadores tienen una estrecha relación unos con otros. Así como si el PIB crece de forma rápida y enérgica será un síntoma de que aumentará la inflación, y una alta inflación llevará a una política monetaria restrictiva por parte del banco central (tipos de interés más altos); un mayor tipo de interés producirá una apreciación en la divisa.
Esto se debe a que el tipo de interés es el precio del dinero (el precio que tendrán que pagar los prestatarios de esta divisa y el que cobrarán los prestamistas), por lo tanto, el tenedor de esta divisa puede esperar recibir por ella un mayor tipo de interés. En otras palabras, la divisa aumenta de valor y como consecuencia aumenta su demanda.
Si, por ejemplo, se produce un alza en los tipos de interés del euro, los inversores querrán tener más euros puesto que su préstamo les procurará un mayor tipo de interés. Se demandarán más depósitos denominados en euros, los activos de renta fija (en euros) se emitirán a mayor rentabilidad, etc. En síntesis, se produce una demanda de euros porque es una moneda con un valor objetivo más alto. Esto contribuye a un fortalecimiento de la moneda.
Lo contrario sucede cuando bajan los tipos de interés, que se traduce en un debilitamiento de la divisa. Las variaciones en los tipos de interés generan flujos de capitales, haciendo que la divisa se demande o se oferte. Cada banco central establece sus tipos de interés en función de sus objetivos de política monetaria.
Ahora bien, una divisa cotiza frente a otra para establecer el tipo de cambio y esto provoca que las dos economías se enfrenten. Esto produce que el tipo de cambio de un par de divisas determinado esté directamente relacionado con el diferencial existente entre los tipos de interés de ambas divisas que lo componen. El diferencial entre los tipos de interés de dos divisas determina a los inversores dónde es más atractivo colocar su dinero. ¿Qué se prefiere tener euros a un 1% o tener dólares a un 2,5%? Generalmente escogeremos la segunda opción; no obstante debemos prestar atención al tipo de cambio del euro contra el dólar.
Los tipos de interés alteran los tipos de cambio, hasta que se alcanza de nuevo el punto de equilibrio entre ambas variables. Si sube el tipo de interés y aumenta la demanda de divisas, aumentará el tipo de cambio hasta compensar los efectos de este repunte... Las inversiones no son tan atractivas si el tipo de cambio hace que perdamos esta rentabilidad adicional.
La teoría nos dice que existe un equilibrio entre el diferencial de tipos de interés de dos países y el tipo de cambio de sus divisas. A esta ley se le conoce como "Paridad de los Tipos de Interés".
La inflación y los tipos de cambio
Hemos comprobado cómo la demanda de un determinado producto y servicio está en estrecha relación con su precio (al igual que la demanda de una determinada divisa se corresponde con el tipo de cambio que presenta respecto a otra).
Si un país vende bienes al extranjero, básicamente se debe a que la relación calidad/precio es atractiva, en comparación con los precios del mercado local del país importador, y el tipo de cambio entre las dos divisas no descompensa esta ventaja. A veces, puede que el precio sea igual y la diferencia provenga del tipo de cambio. En otras palabras, las exportaciones e importaciones se deben a tres variables:
- Precios del país exportador.
- Precios del país importador.
- Tipo de cambio entre ambas divisas.
El efecto del tipo de cambio lo hemos tratado en los apartados anteriores. Hemos visto las consecuencias de una apreciación (o depreciación) de la divisa del país exportador (o importador). Pero ¿qué sucedería si aumentan los precios - es decir, la inflación - en el país exportador? Lógicamente los bienes serán más caros y se resentirán las exportaciones (ya no serán tan atractivas). Ello conllevará a una menor demanda de divisas y el efecto final será (o debiera ser como norma general) una depreciación de su divisa.
Por otra parte, el país al que llamamos "exportador"; y que ahora es menos exportador, se dedicará a importar en mayor cantidad. Es el resultado de que ciertos bienes extranjeros compiten ahora en precios con los bienes locales. Lo que contribuye a una mayor depreciación de su divisa.
Pongámonos ahora en la piel del otro país, el que llamamos "importador". ¿Qué pasaría si aumenta la inflación del país importador? El mismo efecto, sus bienes serían aun más caros, si cabe, en relación con los bienes que ya importa. Sus importaciones aumentarían y su divisa se depreciaría. Si este país tiene una cierta actividad exportadora, se vería dañada, y su divisa tendría menos demanda todavía (depreciación).
En resumen: si aumenta la inflación, la divisa tiende a depreciarse. La balanza comercial tiende a ir al lado negativo (se reducen las exportaciones y aumentan las importaciones).
El efecto contrario se consigue si la inflación cae y los precios descienden. En esta situación, los bienes locales se abaratan y no hay razón para importarlos (a no ser que no se tenga un mercado interior de algún tipo de bien, como por ejemplo sucede con el petróleo). No se sufre la depreciación de la divisa que tiene aparejada las importaciones, incluso aumentarán las exportaciones debido a que muchos países verán bienes más baratos y querrán comprarlos (importarlos). Aumentará la demanda de divisas y el tipo de cambio sufrirá presiones al alza. La balanza comercial neta tenderá a crecer.
En realidad, para ser justos, se entiende que debe haber equilibrio entre la inflación y el tipo de cambio. Es cierto que ante subidas y bajadas inflacionarias el comercio exterior reacciona, produciéndose alteraciones en las exportaciones e importaciones y pudiendo alterar la balanza comercial del país. Pero el efecto que esto producirá en los tipos de cambio lo compensará.
Los tipos de cambio, también teóricamente, aumentarán o disminuirán en la misma medida que se altere la inflación hasta compensar los efectos de esta. A esto se le llama la "Ley del precio único". Por ejemplo, en Europa se fabrican una serie de automóviles con una calidad igual a Estados Unidos, si multiplicamos el precio de los automóviles europeos por el tipo de cambio EUR/USD, nos debe dar igual al precio que se paga en dólares por un vehículo estadounidense.
Si aumenta la inflación en Europa y, como resultado, aumenta el precio de los coches europeos, los americanos comprarán coches en su mercado local y se reducirán las exportaciones en Europa. Esto conlleva una menor demanda de euros y esta divisa tenderá a depreciarse con respecto al dólar de Estados Unidos. Se depreciará en tal medida que el tipo de cambio compense el efecto de la subida inflacionaria y, aplicando el nuevo tipo de cambio, los precios vuelvan a equipararse.
La teoría nos dice que existe un equilibrio entre la diferencia de inflación entre dos países y el tipo de cambio de sus divisas. A esta teoría se le llama la "Ley del precio único".
El Efecto Fisher
Anteriormente hemos tratado que los tipos de interés están ligados a la inflación. Si la inflación aumenta, los bancos centrales aumentarán el tipo de interés para contrarrestarla. Si la inflación desciende, se esperarán unos tipos de interés más bajos. Además de esto, los tipos de cambio están en equilibrio tanto con la inflación como con los tipos de interés.
En principio, debemos diferenciar entre el tipo de interés nominal y real. Al igual que existe un PIB nominal y un PIB real (que hemos tratado), existe un tipo de interés nominal y tipo de interés real. Y sí, la diferencia entre uno y otro sigue siendo la inflación. Si le descontamos la inflación al tipo de interés (nominal) obtendremos el tipo de interés real. En otras palabras: El tipo de interés real es el tipo de interés nominal deflactado.
El Efecto Fisher nos muestra cómo, dado un equilibrio entre la diferencia de inflación de dos países y su tipo de cambio, y, por otro lado, otro equilibrio entre la diferencia de sus tipos de interés y su tipo de cambio, en realidad, el tipo de interés real de ambas economías debe ser el mismo (o tender a ser igual en el largo plazo). Es decir, la diferencia entre el tipo de interés nominal de dos economías es lo que determina la variación en los tipos de cambios de sus dos divisas. Recordemos que el tipo de interés nominal es aquel que no tiene descontado los efectos de la inflación esperada (una vez deflactado, pasa a denominarse tipo de interés real).
Tipo de cambio nominal y tipo de cambio real
Existen dos tipos de cambio: el nominal y el real.
El tipo de cambio nominal se define como el precio entre las dos monedas, tal y como hemos estado viendo anteriormente, el precio de una divisa se define con respecto a otra. Así pues, la cotización de una moneda se determina en unidades monetarias de otra.
En cuanto al tipo de cambio real, es la diferencia existente en los precios de dos cestas de consumo. En otras palabras, es el poder adquisitivo que tiene una divisa en el extranjero.
Para pasar de un tipo de cambio a otro, tan sólo se debe tener en cuenta el nivel de precios de ambas economías:
Tipo de cambio real= (Tipo de cambio nominal * Nivel de precios en el país extranjero)/Nivel de precios en el país nacional
Esta medida nos servirá para medir la competitividad de un país con respecto a otro.
El Índice Big Mac
Una de las herramientas para conocer la Paridad del Poder Adquisitivo entre dos países es el índice Big Mac, publicado por la revista "The economist" desde 1986. Este índice nos muestra el precio de la hamburguesa tan famosa, y tan extendida por todo el mundo, en diferentes economías. De esta manera, se considera a la hamburguesa Big Mac como una particular cesta de la compra.
El índice convierte el precio de una Big Mac a dólares de Estados Unidos, según el tipo de cambio que se encuentra vigente. Si tenemos en cuenta la teoría de la Paridad del Poder Adquisitivo (Ley del precio único), el precio del Big Mac, expresado en dólares, debe ser igual en todo el mundo. Cualquier desviación que se produzca podría considerarse como una sobrevaloración o infravaloración de la divisa local con respecto al dólar.
¿Qué es una intervención del banco central?
Tal y como hemos expuesto anteriormente, los bancos centrales son las autoridades monetarias de una economía. Actúan como guardián de la inflación, para conseguir estos fines, los bancos centrales dictan su política monetaria y cambiaria (la política fiscal la marca el Gobierno).
Cuando una determinada divisa está sufriendo fuertes presiones en el mercado, bien sean al alza o a la baja. Si un país es netamente exportador (con su balanza comercial positiva) tenderá a fortalecerse (a pesar de que pueden influir otros factores).
Para mantener un control del tipo de cambio, los bancos centrales realizan intervenciones en el mercado de divisas, de esta manera evitan la devaluación o revaluación excesiva y las consecuencias que puede tener para su economía (incluyendo el clima de desconfianza que pueda generarse). Pueden controlar sus reservas de divisas.
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