La táctica de dividir para ahorrar más
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Esta táctica está basada en lo que ya hacían nuestros antepasasdos: Dividir el dinero en sobres.
De forma que, cada uno de los sobres tenía una cantidad destinada a un fin (un objetivo de ahorro) y, cuando el dinero era utilizado y veían que se agotaba, no tenían más remedio que ceñirse a este presupuesto. La táctica de dividir es una forma para ahorrar más muy efectiva. Pero es necesario conocer los instrumentos financieros de los que disponemos para ejecutarla.
En pocos meses, si la aplicamos con constancia, veremos como nuestro patrimonio aumenta. Una vez que veamos como aumentan los ahorros, nuestra actitud hacia ellos cambiará. Estaremos más animados y dispuestos a seguir adelante con un plan de ahorro e inversión más completo y detallado. La ejecución de esta táctica nace con la elaboración de un presupuesto mensual de gastos e ingresos. Después, dividiremos el dinero de la forma que vamos a ver a continuación.
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Un lugar para las monedas
Puede ser una hucha, puede ser una caja o puede ser cualquier otro sitio. Lo único que debemos tener presente es que las monedas que depositemos deben quedar allí.
Por supuesto el ahorro es importante, pero en ningún caso se debe convertir en una obsesión. Por otra parte tampoco tenemos prisa y podríamos depositar aquellas monedas sueltas que nos sobren al final del día; o mejor todavía: podremos depositar un 10% del presupuesto diario. Es decir, si gastamos normalmente 10 euros al día entre café, almuerzo, periódico, etc.; nos haremos a la idea de que nuestro presupuesto es de 9 euros. Depositando un euro al comienzo de cada día.
Por pequeñas que sean las cantidades serán perfectamente válidas, la idea es adquirir constancia y depositar cantidades con las que nos encontremos cómodos. Es como el viejo refrán que reza "grano no hace granero, pero ayuda al compañero". Si intentamos forzar y depositar más de la cuenta, seguramente terminaremos por romper la hucha a la más mínima necesidad de liquidez. Hay que hacerlo con calma, sin alterar en exceso nuestros gastos diarios.
Cuando tengamos este sitio lleno, lo introduciremos como extra en la cuenta de ahorros o el plan de pensiones y comenzaremos de nuevo. También podemos permitirnos algún artículo que deseamos utilizando un porcentaje de este ahorro, del orden de un 60% (a fin de cuentas, el ahorro también es para disfrutarlo).
Un billetero para el presupuesto corriente
Una idea estupenda es tener el presupuesto de gastos corrientes semanales en una billetera que no utilizamos (o cualquier otro sitio). De modo que, si gastamos unos 70 euros a la semana, al principio de cada semana recargaremos este billetero (el cual no llevaremos encima).
Cada día, o conforme lo vayamos necesitando, iremos retirando dinero de este pequeño fondo. Así iremos viendo como nuestro presupuesto se va cumpliendo y el dinero va disminuyendo. Lo importante es que este es un buen modo para ajustarse a un presupuesto semanal, teniendo el dinero que necesitamos para pasar la semana y el resto guardado en nuestras cuentas.
Como la frecuencia es semanal, nos será más fácil manejarnos. Una semana pasa rápido y podemos tenerla bajo control. También podemos establecer una táctica similar para el presupuesto diario, en este caso retirando cada día lo que efectivamente podemos gastar (lo que nos sobre irá a parar a la cajita de monedas).
Una cajita para un pequeño fondo de efectivo
Esta táctica queda a decisión del ahorrador. Se trata de, al igual que teníamos un pequeño ahorro para las monedas, establecer otro pequeño fondo en efectivo (un poco, unos 200 o 300 euros). Este dinero puede estar destinado para imprevistos más inmediatos. De modo que, en la mayoría de estas situaciones no tengamos que recurrir a la tarjeta de crédito.
Una cuenta de ahorros
La cuenta bancaria de ahorro es el instrumento en el cual destinaremos todo aquel dinero que se exceda de nuestro presupuesto mensual, al principio de cada mes (nunca al final). Si hemos realizado bien nuestro presupuesto, sabremos que cantidad mensual efectivamente vamos a necesitar. La cantidad que exceda irá a parar a esta cuenta.
Lo importante de esta cuenta es que debe ser remunerada, o bien tener vínculo con productos de inversión (acciones, fondos, etc.). Aunque siempre mantendremos un pequeño fondo de reserva en liquidez. En artículos posteriores hablaremos de cómo podemos gestionar este dinero. Esta cuenta no deberá tener asociada ningún tipo de tarjeta o instrumento de pago.
La cuenta operativa
La cuenta operativa será la que albergue el dinero que tenemos reflejado en nuestro presupuesto mensual. De ella se retirará semanalmente lo correspondiente a nuestros gastos semanales descritos anteriormente. En el momento que tengamos hecho un presupuesto, sabremos el dinero necesario (más una prudente reserva) para atender todos los recibos que a ella nos llegará.
Esta es la cuenta en la que tenemos asociadas las tarjetas de crédito y débito. Como su propio nombre indica, es una cuenta simplemente para retirar, pagar recibos, tener una pequeña reserva y gestionar nuestra economía del día a día.
Notas finales
También es posible destinar una pequeña cantidad mensual a nuestro plan de pensiones, o algún tipo de ahorro de largo plazo. Pero recordemos, al principio de cada mes y siempre teniendo previstas nuestras aportaciones en el presupuesto mensual que realizaremos.
Como podemos observar, el presupuesto es la base de todo, el resto sólo son instrumentos financieros que nos sirven para ejecutarlo de un modo correcto. Si aplicamos bien esta táctica de dividir del dinero, sin duda conseguiremos ahorrar más y mejor.
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