La importancia de la rentabilidad en las inversiones (tasa de interés compuesto)
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Si quieres obtener el mayor partido en tus inversiones debes tener presente cómo funciona el interés compuesto y cómo puedes conseguir que desarrolle todo su potencial a tu favor. Por este motivo, en fepix.com, hemos elaborado este artículo sobre la importancia de la rentabilidad en las inversiones.
La fórmula del interés compuesto
El interés compuesto es la fuerza más poderosa que existe en el universo, tal y como decía Albert Einstein. A partir de aquí tenemos dos opciones, la primera es dejar que esta fuerza actúe en nuestra contra. Por el contrario, también podemos convertir a esta poderosa fuerza en un aliado.
Tal vez hayamos comprobado lo oneroso que puede ser el interés compuesto cuando tenemos que pagar un préstamo. Sobre todo si es un préstamo a largo plazo. En estos casos, el interés compuesto está ejerciendo su potencial contra nuestras finanzas personales. Es por ello por lo que advertimos que no debemos dejar que actúe de forma contraria a nuestras pretensiones financieras. En otras palabras, debemos eliminar deudas.
Pongamos un ejemplo. Imaginemos que tenemos que pedir prestados 15.000 € para comprar un coche nuevo (un bien que se deprecia por el paso del tiempo, pero que por otra parte, puede ser un producto de necesidad). Solicitamos un préstamo en el cual nos ofrecen unas condiciones de un 7% anual. Los pagos son mensuales y el préstamo nos lo conceden a 7 años. Estas son las cifras reales que tendremos que pagar:
- Tendremos que pagar 84 cuotas de 226,39 euros cada una.
- El resultado final, la cifra que tendremos que devolver será en tal caso unos 19.016,76 euros.
Cómo se puede apreciar se pagan unos 4.016,76 euros en concepto de intereses. El 7% de 15.000 euros son sólo unos 1.050 euros. En otras palabras, la capitalización compuesta ha multiplicado los intereses por cuatro, esta es la fuerza del interés compuesto.
Deberemos pagar el principal, los 15.000 euros, más los intereses. Estos intereses restantes, los que quedan por pagar, se capitalizan y generan nuevos intereses.
La fórmula es la siguiente:
CF = CI * (1 + i)t
Dónde:
CF = Capital final
CI = Capital inicial
i = Tasa de interés en tanto por uno (dividir entre 100 el porcentaje dado)
t = tiempo
Ahora bien, podemos hacer que esta fórmula se ponga de nuestro lado cuando realizamos inversiones y capitalizamos los rendimientos. Estos rendimientos se sumarán al capital principal y hacer que nuestros resultados crezcan exponencialmente.
Un capital de 15.000 capitalizado a 7 años (una vez al año) y con una tasa de interés del 7% nos arrojará una cifra final de 24.086,72 euros.
La importancia de la rentabilidad
Puede parecer que una rentabilidad sensiblemente superior en nuestra inversión no tenga apenas incidencia, pero esto sería un grave error. Con el paso del tiempo, a la par que los intereses se capitalizan, una diferencia de un 2% ofrece unos beneficios muy significativos.
Supongamos que contratamos un producto de ahorro a largo plazo. Estamos planificando nuestra jubilación y contratamos un plan de pensiones. Nuestra idea es mantenerlo durante 30 años, haciendo aportaciones de 100 euros mensuales (1.200 euros al año). El plan de pensiones contratado tiene una rentabilidad media anual de un 4% y los intereses se capitalizan una vez al año. ¿Qué capital tendremos una vez pasados los 30 años con estas condiciones? La respuesta es 67.301,93 euros.
¿Qué pasaría si contratásemos un plan de pensiones que ofrezca una rentabilidad media anual de un 6%? Suponiendo que todas las condiciones de plazo e importe a ingresar permanecieran constantes, el capital final sería de 94.869,82 euros. Una diferencia de 27.567,89 euros.
Una pequeña diferencia en la rentabilidad obtenida puede suponer una gran diferencia con el paso del tiempo cuando hablamos de capitalizaciones compuestas. No podemos despreciar ni un 0,1% de rentabilidad extra.
El factor tiempo unido a la rentabilidad
Ahora bien, para que el interés compuesto desarrolle todo su potencial también debemos concederle tiempo, la capitalización de los rendimientos obtenidos año tras año cada vez da frutos mayores. Por lo tanto, si unimos una rentabilidad extra a un tiempo extra añadido, el interés compuesto nos ofrecerá todos sus beneficios.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si en el ejemplo anterior mantenemos la inversión al 6% durante 35 años en lugar de 30? El resultado sería un capital final de 133.721,74. Es decir, un beneficio extra de 38.851,92 euros. El capital crece a un ritmo mayor con el paso del tiempo. Cada año adicional vale más que el año anterior. Esta sería la gráfica.
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